domingo, 19 de mayo de 2019

DESPEDIR EL DOMINGO CON ANTONIO MUÑOZ MOLINA ...

Qué delicia. Me disponía a recoger las pruebas de una cena razonable, camino ya del útimo toque a la agenda de mañana y del encuentro con Morfeo (toma ya cursilería ¡¡¡), y me tropiezo en la 2 con un programa en el que Antonio Muñoz Molina, el más grande escritor en este momento en lengua castellana, muy probablemente, habla de su vida y de su obra en una larga entrevista con Elvira Lindo, su compañera y esposa, y con otro escritor joven que ahora no recuerdo. A veces nos merecemos estos ratos: desconectar del griterío, encapsularse como si el tiempo no existiera, ni hacia delante ni hacia atrás, y contagiarse de la inteligencia, la sencillez y la bondad de una personalidad de tal calibre aunque empeñado siempre en ejercer de ciudadano corriente y moliente, con gustos y placeres comunes ... "que tiene cierta facilidad para escribir..."

Lo último que leí de él era una especie de reflexión sobre la gilipollez endémica de no pocos mandatarios nuestros, de derechas más exactamente, aunque no sólo, y de su propensión al derroche y la ostentación, con recursos públicos, claro, cuando salían al extranjero en misiones representativas de tan dudosa utilidad como alto coste. Muñoz Molina estaba entonces al frente del Instituto Cervantes en Nueva York, cerca de Naciones Unidas, y era un destino muy sabroso para dichos mandatarios, y consortes o similares, pues el destino lo merecía, y él debía hacer de anfitrión y guía de tanta ignorancia y banalidad en forma de autoridades españolas ... Algunos incidentes y anécdotas son muy hilarantes en sí mismas y llegan al sumun cuando Muñoz Molina las narra con una dosis notable de gracia y mala leche... Les recomiendo este libro -"Todo lo que era sólido", creo recordar que era su título-, pues en él lo que establece es una mordaz crítica a gentes con pocos escrúpulos que derrochaban recursos en francachelas mientras en España se sufría una crisis devastadora; bueno, la sufrían los habituales en estos casos y en estas crisis ... También, con esta sátira demoledora , Muñoz Molina emitían mensajes morales muy de fondo sobre la ética, la falta de ella en gran medida, de la acción y la gestión política como servicio al interés público y no a la inversa.

En fin, un buen broche para un domingo plácido y fructífero, en el que me alcanzó a darle un arreoncito al libro sobre la historia de la USO de Murcia, almorzar con mis hermanas y hermano de Barcelona (en estos almuerzos no pasa nada personalmente exaltante, que diría Celaya, pero se agradecen cada vez más con los años), y sosegarme y aprender con este fenómeno de la literatura y de la vida, Muñoz Molina, que me recuerda mucho a mi gran amigo del alma Raúl Ruiz, un gran escritor también, mezcla de inteligencia, sencillez y bondad, como Antonio, y sin más defecto para mi gusto que haberse ido con 39 años, aunque en honor a la verdad hay que decir que no se fue porque quiso.

Buenas noches y buena suerte.
(20.5.2019)

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