Y no pudieron eludir por ello el severo juicio y desprecio de la
Historia y de la Humanidad, contra las que atentaron en forma tan brutal que
resulta imposible imaginar siquiera que tanta barbarie pueda repetirse.
Este duro arranque no tiene por objeto equiparar a la Señora Merkel,
canciller de Alemania, democratacristiana reciente, joven comunista en su no
tan lejana primera edad… con las ideas y las prácticas salvajes e inhumanas de
los nazis. No soy tan estúpido ni ofensivo para caer en esa fácil tentación.
Quiero denunciar, eso sí, y por enésima vez, que la trayectoria de la
Señora Merkel y su ensañamiento contra los países y poblaciones más
desfavorecidas del sur de la Unión Europea, su utilización bastarda de las
instituciones y leyes de la Unión, así como de sus serviles burócratas de oro,
como un látigo o guante de hierro contra los más débiles y al servicio de sus
propios bancos y banqueros, que tienen en el sufrimiento social y humano del
sur la grasa que nutre sus mórbidas cuentas de resultados, y al servicio
también de sus expectativas electorales… hace mucho tiempo que son insoportables, que ponen a la Unión, a
toda ella, al borde del estallido de su inviabilidad económica, financiera,
monetaria y, obviamente, de su inviabilidad política y social.
El brillante cuadro macro-económico de la RFA, la tasa de interés menos cero de su deuda, su irrelevante tasa
de desempleo, los pingües beneficios de sus macro-empresas y macro-bancos… se
basa en una grandísima medida en el sufrimiento de las clases trabajadoras y
sectores populares del sur, castigadas sin causa o culpa alguna al desempleo
masivo, la pobreza, la exclusión, la inmigración forzosa de sus jóvenes, el
hambre, la desesperanza de vivir, la asfixia de la deuda privada no contraída
ni, mucho menos, disfrutada por las mayorías sociales, la rabia y la impotencia
de ver y sufrir como jibarizan nuestro limitado Estado Social y nuestras
democracias… todo a mayor gloria del lucro, la especulación y la estafa
descomunal a la que llaman cínicamente “crisis”… Pero seamos claros. La brillantez
económico-financiera del paisaje alemán se basa también en la objetiva
explotación socio-laboral de millones de jóvenes alemanes sometidos a los
mini-empleos de 400 euros mensuales, a la objetiva pobreza de millones de
jubilados, también alemanes, que han de complementar su escuálida pensión con
un mini-empleo, al régimen de casi esclavitud y trabajo forzado de muchos de
sus inmigrantes…
Y estos datos domésticos son la prueba del cinismo de la Señora
Merkel, del electoralismo grosero que la lleva a imponer cruel y estúpidamente
una política de austeridad y ajuste perpetuo, con expreso desprecio al daño ,
¿irreparable?, que ello causa a decenas de millones de europeos, incluyendo una
buena porción de alemanes, y al riesgo cierto de que la Unión explote.
La Señora Merkel, insisto, no tiene nada que ver con las ideas y los
métodos deleznables de los nazis. Pero los efectos de su dureza con los países
del sur y de su servilismo con los poderes facticos del dinero y la industria,
puede provocar similares estragos sobre Europa –Alemania incluida, por
supuesto- a los que el
nacional-socialismo provocó en los años 30 y 40 del pasado siglo.
La Señora Merkel opera en base a una lógica perversa y suicida. Cebada
por la poderosa maquinaria mediática, envenena a sus compatriotas con una
patraña chovinista y racista a la vez: “Nuestra grandeza alemana es fruto
directo de nuestra proverbial laboriosidad; los pequeños problemas que podamos
padecer se deben a lo mucho que nos cuesta a los alemanes mantener a las poblaciones
del sur, que son holgazanas y manirotas por naturaleza… Pero eso se acabó. Austeridad,
disciplina, rigor –mortis- al sur para recuperar y mantener nuestro altísimo
nivel de vida y devolver al sur el bajo nivel que merecen…”
Ese discurso repugnante lo agudiza y extrema la Merkel cuando tiene
elecciones en el horizonte, como sucede ahora. Pero hay que decirle que miente,
y que ella lo sabe. Y encararla, como hizo nuestro inmortal Quevedo, allá por
el XVI, cuando dijo al omnipotente Conde Duque de Olivares:
No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Menos fuera la pérdida y la injuria,
si se volvieran muzas los asientos;
que esta usura es peor que aquella furia.
…
Y así hasta 70 tercetos.
No Señora; la grandeza de Alemania es en gran medida fruto del Plan
Marshall de los años 50, del trabajo infinito de 20 millones de inmigrantes de
casi toda Europa, más Turquía y algunos países árabes y africanos, en las
décadas de los 50 a los 70, de la reunificación que decretó Helmut Kohl en los
90 –factura fabulosa que aún colea- y uno de cuyos frutos menos dulces es usted
misma, de los pingúes beneficios que ha
rendido y rinde la Unión Europea, con el sur por delante, a la Alemania
anterior y posterior a la reunificación… Y todo ello sin desmerecer lo más
mínimo el esfuerzo de la clase trabajadora alemana, que reconstruyó una patria
devastada por la guerra que provocó el nazismo.
Estas son verdades históricas indiscutibles y el empeño de la Señora
Merkel por negarlas y ahondar en la brecha del egoísmo y la insolidaridad
inter-europea, será a Alemania a quien haga más daño a medio plazo. ¿Dónde
piensan vender sus “mercedes” y otros símbolos de sus productos de altísimo
valor añadido?, ¿en Haití o Guatemala, o en los super-protegidos mercados de
Japon o USA?, ¿o tal vez en una Unión Europea, como siempre antes, a la que
empobrecieron y esquimaron con su egoísmo e insolidaridad?.
Las respuestas se caen por su peso.
Viene a cuento este duro alegato por el último desmán de la Merkel,
con el concurso servil y torpe de los
eurócratas habituales trabajando al dictado,
en el “rescate” a Chipre. Más bien el secuestro de un pequeño país
–lindisimo como su gente, doy fe de ello- con una población no mucho mayor a la
de cualquier ciudad-dormitorio del cinturón rojo de Barcelona o Madrid, con una
extensión territorial minúscula en una isla cuya mitad se robó Turquía hace más
de 60 años sin dejar rastro apenas en la memoria histórica europea, y en la que
los británicos se quedaron para siempre con algunos enclaves militares
estratégicos tras una larga presencia colonial, resuelta a su nefasta manera.
Chipre, un forzoso paraíso fiscal, como tantos otros de pleno derecho en la
Union Europea, por imperativo de la especulación internacional, de cuyos bancos
infectados de depósitos de origen desconocido y obvio a la vez, depende el
millón de chipriotas que aportan un
“decisivo” 0,2% del PIB de la Unión…
Pues bien, a una realidad así le han caído con un secuestro de 10.000
millones de euros, pretendiendo cargar esa cantidad íntegramente sobre las
espaldas de la población, empezando por una quita de hasta el 10% para
depósitos bancarios inferiores o superiores a 100.000 euros, ciscándose así en
leyes de la Unión que garantizan y hacen inviolables depósitos de hasta esa
cantidad en caso de quiebras bancarias; normalmente fraudulentas, de las otras
no hay.
El escándalo provocado por tanta arrogancia y estupidez , la presión
airada de los lobys rusos y griegos que concentran la mayor parte de depósitos,
parece que obligó a los eurócratas a dejar en suspenso la quita para los
inferiores a 100.000 euros. Por supuesto, lo que no saquen por ese lado lo
pillarán extremando otros recortes e imponiendo otros rigores… si lo sabremos
nosotros.
Para más “inri”, al cierre de estas líneas, tarde del 19.3.2013, el
parlamento chipriota parece que iba a rechazar las condiciones del secuestro.
Por una razón elemental: todo secuestro tiene visos de criminalidad; cuanto
más, uno que puede estrangular a un país y a una sociedad enteros. Porque, y
esa es otra barbaridad alucinante, la Señora de marras y sus corifeos te rehumillan:
primero te crucifican y luego te dicen “y ahora me refrenda usted
parlamentariamente la crucifixsión, por aquello de que la democracia es una seña de identidad de la Unión Europea…” Como son esos diputados chipriotas, ni uno
solo ha votado a favor del secuestro; parece que prefieren la dignidad al euro…
Esta brutalidad contra Chipre y su gente, que me tiene conmocionado,
no por nueva sino por reiterada, ha producido dos declaraciones de una lucidez
y amargura infinitas. Una, del presidente de Portugal, el muy conservador
Cavaco Silva: “Resulta muy inquietante la falta de sentido común y de visión de
los lideres europeos” (eufemismo para no citar por su nombre a la Merkel).
Otra, de un líder social chipriota: “Nos hacen esto porque somos pobres y
pequeños y porque quieren experimentar con nosotros qué hacer con otros…”
En las manifestaciones de estos días en Nicosia, tras conocerse los
términos del secuestro, ví una estremecedora pancarta en inglés que decía: “Where
it will take place the next robbery?, in Spain or in Italy?.
Y Rajoy sin abrir la boca sobre el tema Chipre, Me pregunto si cuándo
vengan a por nosotros sin tapujos dirá algo. Me respondo que no dirá nada… pero
prefiero que no vengan.
ExSecretario General de la USO
(Marzo
2013)