domingo, 31 de marzo de 2013

HABEMUS PAPAM… MEDIO EN BROMA.


Qué lindo, viste, tenemos Papa nuevo. Es porteño y tano de origen. Y,bueno, qué va a ser…
Tengo amigos que lo conocen, que dicen que es un tipo piola, que anda en colectivo y en subte, que por ahí se banca los temas sociales. Otros, amigos también, dicen que es medio gorila porque nunca se bancó a los Kirncher, que si lo de la dictadura… qué sé yooó…
Si yo tuviera ocasión de chamullar con él un ratito le vendría a decir:
“Ché, Jorgito, Santidad, mirá que está jodida la cosa. Hacenos la gauchada vos que podés. No soy un hombre de Iglesia pero me afectan muchas de sus cosas, viste, por proximidad, porque los problemas son universales…
Hacé algo para limpiar tanta podredumbre en la cancha vaticana. Toda esa cagada pestilente de la pederastia, la corrupción, el cabildeo miserable… Suprimí el celibato, mirá, cómo va a predicar un tipo el amor universal si no puede vivir el amor personal y carnal… Acabá con esa fobia de la Iglesia contra las minas, abriles las puertas ya para que algún día te sucedan; son la mitad larga de la Humanidad…
Ché, Santidad, no lo cargo más. Simplemente, ponga la Iglesia –mirá que tiene poder y guita la Iglesia- al servicio de la doctrina de Cristo, de los Evangelios, de las Bienaventuranzas… Es decir, al servicio de los pobres, de los laburantes, de los perdedores…
Vos verás. Me limité a largarte una opinión por fuera… “

Manuel Zaguirre

A PROPÓSITO DE CHIPRE:SEÑORA MERKEL, LOS NAZIS TAMBIEN TENÍAN VOTOS Y PODER…


Y no pudieron eludir por ello el severo juicio y desprecio de la Historia y de la Humanidad, contra las que atentaron en forma tan brutal que resulta imposible imaginar siquiera que tanta barbarie pueda repetirse.

Este duro arranque no tiene por objeto equiparar a la Señora Merkel, canciller de Alemania, democratacristiana reciente, joven comunista en su no tan lejana primera edad… con las ideas y las prácticas salvajes e inhumanas de los nazis. No soy tan estúpido ni ofensivo para caer en esa fácil tentación.

Quiero denunciar, eso sí, y por enésima vez, que la trayectoria de la Señora Merkel y su ensañamiento contra los países y poblaciones más desfavorecidas del sur de la Unión Europea, su utilización bastarda de las instituciones y leyes de la Unión, así como de sus serviles burócratas de oro, como un látigo o guante de hierro contra los más débiles y al servicio de sus propios bancos y banqueros, que tienen en el sufrimiento social y humano del sur la grasa que nutre sus mórbidas cuentas de resultados, y al servicio también de sus expectativas electorales… hace mucho tiempo que  son insoportables, que ponen a la Unión, a toda ella, al borde del estallido de su inviabilidad económica, financiera, monetaria y, obviamente, de su inviabilidad política y social.

El brillante cuadro macro-económico de la RFA, la tasa de interés  menos cero de su deuda, su irrelevante tasa de desempleo, los pingües beneficios de sus macro-empresas y macro-bancos… se basa en una grandísima medida en el sufrimiento de las clases trabajadoras y sectores populares del sur, castigadas sin causa o culpa alguna al desempleo masivo, la pobreza, la exclusión, la inmigración forzosa de sus jóvenes, el hambre, la desesperanza de vivir, la asfixia de la deuda privada no contraída ni, mucho menos, disfrutada por las mayorías sociales, la rabia y la impotencia de ver y sufrir como jibarizan nuestro limitado Estado Social y nuestras democracias… todo a mayor gloria del lucro, la especulación y la estafa descomunal a la que llaman cínicamente “crisis”… Pero seamos claros. La brillantez económico-financiera del paisaje alemán se basa también en la objetiva explotación socio-laboral de millones de jóvenes alemanes sometidos a los mini-empleos de 400 euros mensuales, a la objetiva pobreza de millones de jubilados, también alemanes, que han de complementar su escuálida pensión con un mini-empleo, al régimen de casi esclavitud y trabajo forzado de muchos de sus inmigrantes…

Y estos datos domésticos son la prueba del cinismo de la Señora Merkel, del electoralismo grosero que la lleva a imponer cruel y estúpidamente una política de austeridad y ajuste perpetuo, con expreso desprecio al daño , ¿irreparable?, que ello causa a decenas de millones de europeos, incluyendo una buena porción de alemanes, y al riesgo cierto de que la Unión explote.

La Señora Merkel, insisto, no tiene nada que ver con las ideas y los métodos deleznables de los nazis. Pero los efectos de su dureza con los países del sur y de su servilismo con los poderes facticos del dinero y la industria, puede provocar similares estragos sobre Europa –Alemania incluida, por supuesto-  a los que el nacional-socialismo provocó en los años 30 y 40 del pasado siglo.

La Señora Merkel opera en base a una lógica perversa y suicida. Cebada por la poderosa maquinaria mediática, envenena a sus compatriotas con una patraña chovinista y racista a la vez: “Nuestra grandeza alemana es fruto directo de nuestra proverbial laboriosidad; los pequeños problemas que podamos padecer se deben a lo mucho que nos cuesta a los alemanes mantener a las poblaciones del sur, que son holgazanas y manirotas por naturaleza… Pero eso se acabó. Austeridad, disciplina, rigor –mortis- al sur para recuperar y mantener nuestro altísimo nivel de vida y devolver al sur el bajo nivel que merecen…”

Ese discurso repugnante lo agudiza y extrema la Merkel cuando tiene elecciones en el horizonte, como sucede ahora. Pero hay que decirle que miente, y que ella lo sabe. Y encararla, como hizo nuestro inmortal Quevedo, allá por el XVI, cuando dijo al omnipotente Conde Duque de Olivares:

No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Menos fuera la pérdida y la injuria,
si se volvieran muzas los asientos;
que esta usura es peor que aquella furia.

Y así hasta 70 tercetos.

No Señora; la grandeza de Alemania es en gran medida fruto del Plan Marshall de los años 50, del trabajo infinito de 20 millones de inmigrantes de casi toda Europa, más Turquía y algunos países árabes y africanos, en las décadas de los 50 a los 70, de la reunificación que decretó Helmut Kohl en los 90 –factura fabulosa que aún colea- y uno de cuyos frutos menos dulces es usted misma, de los pingúes beneficios  que ha rendido y rinde la Unión Europea, con el sur por delante, a la Alemania anterior y posterior a la reunificación… Y todo ello sin desmerecer lo más mínimo el esfuerzo de la clase trabajadora alemana, que reconstruyó una patria devastada por la guerra que provocó el nazismo.

Estas son verdades históricas indiscutibles y el empeño de la Señora Merkel por negarlas y ahondar en la brecha del egoísmo y la insolidaridad inter-europea, será a Alemania a quien haga más daño a medio plazo. ¿Dónde piensan vender sus “mercedes” y otros símbolos de sus productos de altísimo valor añadido?, ¿en Haití o Guatemala, o en los super-protegidos mercados de Japon o USA?, ¿o tal vez en una Unión Europea, como siempre antes, a la que empobrecieron y esquimaron con su egoísmo e insolidaridad?.

Las respuestas se caen por su peso.

Viene a cuento este duro alegato por el último desmán de la Merkel, con el concurso servil y torpe  de los eurócratas habituales trabajando al dictado,  en el “rescate” a Chipre. Más bien el secuestro de un pequeño país –lindisimo como su gente, doy fe de ello- con una población no mucho mayor a la de cualquier ciudad-dormitorio del cinturón rojo de Barcelona o Madrid, con una extensión territorial minúscula en una isla cuya mitad se robó Turquía hace más de 60 años sin dejar rastro apenas en la memoria histórica europea, y en la que los británicos se quedaron para siempre con algunos enclaves militares estratégicos tras una larga presencia colonial, resuelta a su nefasta manera. Chipre, un forzoso paraíso fiscal, como tantos otros de pleno derecho en la Union Europea, por imperativo de la especulación internacional, de cuyos bancos infectados de depósitos de origen desconocido y obvio a la vez, depende el millón de chipriotas que aportan  un “decisivo” 0,2% del PIB de la Unión…

Pues bien, a una realidad así le han caído con un secuestro de 10.000 millones de euros, pretendiendo cargar esa cantidad íntegramente sobre las espaldas de la población, empezando por una quita de hasta el 10% para depósitos bancarios inferiores o superiores a 100.000 euros, ciscándose así en leyes de la Unión que garantizan y hacen inviolables depósitos de hasta esa cantidad en caso de quiebras bancarias; normalmente fraudulentas, de las otras no hay.

El escándalo provocado por tanta arrogancia y estupidez , la presión airada de los lobys rusos y griegos que concentran la mayor parte de depósitos, parece que obligó a los eurócratas a dejar en suspenso la quita para los inferiores a 100.000 euros. Por supuesto, lo que no saquen por ese lado lo pillarán extremando otros recortes e imponiendo otros rigores… si lo sabremos nosotros.

Para más “inri”, al cierre de estas líneas, tarde del 19.3.2013, el parlamento chipriota parece que iba a rechazar las condiciones del secuestro. Por una razón elemental: todo secuestro tiene visos de criminalidad; cuanto más, uno que puede estrangular a un país y a una sociedad enteros. Porque, y esa es otra barbaridad alucinante, la Señora de marras y sus corifeos te rehumillan: primero te crucifican y luego te dicen “y ahora me refrenda usted parlamentariamente la crucifixsión, por aquello de que la democracia  es una seña de identidad de la Unión Europea…”  Como son esos diputados chipriotas, ni uno solo ha votado a favor del secuestro; parece que prefieren la dignidad al euro…

Esta brutalidad contra Chipre y su gente, que me tiene conmocionado, no por nueva sino por reiterada, ha producido dos declaraciones de una lucidez y amargura infinitas. Una, del presidente de Portugal, el muy conservador Cavaco Silva: “Resulta muy inquietante la falta de sentido común y de visión de los lideres europeos” (eufemismo para no citar por su nombre a la Merkel). Otra, de un líder social chipriota: “Nos hacen esto porque somos pobres y pequeños y porque quieren experimentar con nosotros qué hacer con otros…”
En las manifestaciones de estos días en Nicosia, tras conocerse los términos del secuestro, ví una estremecedora pancarta en inglés que decía: “Where it will take place the next robbery?, in Spain or in Italy?.

Y Rajoy sin abrir la boca sobre el tema Chipre, Me pregunto si cuándo vengan a por nosotros sin tapujos dirá algo. Me respondo que no dirá nada… pero prefiero que no vengan.


ExSecretario General de la USO
                                                                                                                             (Marzo 2013)

Los viejos estorban, ¿y los jóvenes? También.



En la antigüedad, y hasta no hace tanto tiempo, los viejos eran bienes muy apreciados. Se valoraba su experiencia vital como fuente de sabiduría, de integridad moral, de testimonio y ejemplo a imitar, de transmisores de tradiciones, culturas, lenguas, oficios, habilidades artesanales, etc. Es decir, en muy buena medida los viejos eran el motor de las sociedades antiguas.

Con la llamada modernidad y el ascenso de la sociedad industrial los viejos van perdiendo progresivamente esa centralidad socio-cultural, familiar, etc. Las formas de transmisión y aprendizaje cambian radicalmente. Son la fábrica, los medios de comunicación y la extensión de la educación e instrucción públicas los nuevos vehículos para aprender, saber y producir. Todo ello, obviamente, en detrimento de los viejos como nexos y puentes inter-generacionales.

Además, en la sociedad industrial, la lógica económica y productiva desplaza por completo a los viejos. Son inservibles. Las duras tareas fabriles requieren de mano de obra joven y vigorosa –niños, en muchos casos- durante el mayor numero de horas al día y por una retribución que alcance apenas para reponer el consumo calórico. Esa es la razón de que durante casi un siglo tras la revolución industrial fueran los niños y los viejos las mayores victimas del capitalismo salvaje y ultra-liberal (¿dónde he oído yo eso últimamente? que ésta alumbró. Los primeros por sobreexplotación, los segundos por abandono, dada su inservibilidad productiva.

Tendría que pasar mucho tiempo, esforzadas luchas y avatares sociales, cambios políticos, desarrollos legislativos, etc., para que los niños y adolescentes vivieran en escuelas e institutos  y no en fábricas, y los viejos tuvieran asegurado el derecho a vivir dignamente –con júbilo, incluso- el último tramo de una vida largamente productiva, (en ambos casos me refiero sólo al llamado primer mundo, claro).

El avance de la medicina y la extensión de los servicios de salud llevó a un notable aumento de la esperanza de vida de la gente, que se dobló en  apenas dos siglos, llegando a la media actual de unos 80 años en las sociedades enriquecidas como la nuestra.

Estos avances que, sin duda alguna, han contribuido a una enorme mejora en la calidad de vida de los viejos, han contribuido paradójicamente  a su vez a agravar la percepción social de la vejez como problema de fondo casi irresoluble. La causa de esa percepción es debida, sobre todo, a los altos costes financieros que suponen las pensiones y la asistencia sanitaria para jubilados que viven cada vez más y que son, a la vez, viejos que producen más gasto sanitario y por más tiempo.

Esa percepción es inducida, exagerada y manipulada por los delincuentes de cuello y manos blancas que han provocado esta crisis-estafa y tienen como objetivo, entre otros igualmente bastardos, hacer negocios privados con las pensiones y la asistencia sanitaria pública de los viejos. No tienen el menor reparo en acusar a las pensiones y a la sanidad públicas, y a los viejos, sus mayores beneficiarios, de todos los dramas que acarrea esta crisis y del hundimiento del Estado Social por inviabilidad financiera. La altura del listón de esas acusaciones la ha puesto ese ministro japonés, un cerdo de proporciones mayúsculas e instinto genocida, que ha declarado que lo mejor que pueden hacer los viejos y pensionistas es morirse cuanto antes en vez de arruinar las finanzas estatales sentados ociosos ante el televisor… Como si los pobres viejos japoneses hubieran nacido ya pensionistas, como si sus vidas de trabajo y esfuerzo, autenticos motores de la nación, de la sociedad y de la Historia, fueran algo a despreciar e ignorar… El problema es que lo que ha dicho en público el animal este de ministro, lo piensan en privado muchísimos capitostes del dinero y de la política en todas partes.

Por eso, la alternativa que  preparan para los viejos desde ya es prolongar la edad para la jubilación hasta empatarla, si pudieran, con la calculada estadísticamente para morirse. Y, para que no falte de nada, endurecen cada vez más las condiciones de años cotizados para acceder a una pensión. La estrategia es magistralmente siniestra: a partir de cierta edad uno se muere antes si debe trabajar para sobrevivir o si debe hacerlo con una pensión de hambre.

En el otro extremo del espectro social están los jóvenes que esta sociedad, hiperconsumista hasta hace poco, sublimó como paradigmas de lo bello, lo exitoso, lo placentero; como patrones de valor absoluto. Pero el meteorico ascenso e implantación salvaje de las tecnologías provocó ingentes crecimientos productivos con un volumen de trabajo humano cada vez menor. Esto viene siendo letal para los jóvenes que son, hoy por hoy, las mayores víctimas de esta crisis, la cual supone la hegemonía y dominio del capitalismo especulativo y financierista frente al productivo. El desempleo masivo, la precariedad generalizada, los salarios y los contratos basura, la dependencia de los padres hasta los 30 años y más, la imposibilidad de un proyecto de vida integral y autónoma, la emigración forzosa, el acceso cada vez más tardio al llamado “mercado de trabajo” y la salida cada vez más temprana e irreversible del mismo… provoca que los hasta hace cuatro días sublimados jóvenes, vean hoy arruinado su presente y bloqueado su futuro cuando sean viejos. ¿Qué jóvenes podrán garantizar 35 años de permanencia en el trabajo para acceder a una pensión si entran en él rozando los 30 ó más y con 45 ó 50 no pueden volver al trabajo si lo pierden en esta vorágine infernal de la crisis?, ¿de dónde van a salir las contribuciones sociales para su presente y su futuro de imposibles pensionistas?. El mensaje que se les da es de idéntico signo. Si a los viejos se les recomienda morirse antes de que los mate la exclusión social o cualquier enfermedad curable a bajo coste, al joven se le dice: aunque sea robando el dinero para ello, hazte un plan de pension privada porque, de lo contrario, tu vejez será la exclusión y la muerte social y real cada vez más prematura. Es la injusticia triunfando, si les dejamos, contra la biología y la medicina…

Pero no estamos sólo ante un problema sectorial de los jóvenes de hoy y los viejos de mañana. Lo que está en juego es la viabilidad y racionalidad económica y productiva y la habitabilidad de esta sociedad nuestra frente a un sistema de capitalismo esteril por especulativo que camina alegremente hacia el colapso sin parecer importarle lo más mínimo.

Si no somos capaces de construir, o reconstruir en gran medida y con las herramientas de una democracia digna de tal nombre, un sistema económico y productivo capaz de planificar para garantizar la vida socio-laboral de los jóvenes, su calidad y estabilidad, estamos destruyendo objetivamente la pension y la asistencia de los viejos de mañana. Quebrando así una ley histórica en virtud de la cual el esfuerzo vital de los viejos era una herencia para que sus hijos y nietos vivieran mejor en todos los órdenes de la vida. Hoy, por el contrario y por el impacto brutal de esta crisis, cada vez son más los jóvenes que, a la dependencia de sus padres, y de sus abuelos en muchos casos, añaden la certeza de que no les espera una vida ni una vejez mejor que la que ellos tuvieron. A lo sumo, adaptarse a malvivir con esa moneda de trabajo y pobreza en cada cara…

Si no se quiere enfrentar el reto de construir desde ya y desde la base social cotidiana algo nuevo y distinto a la medida  de la vida y la dignidad de la gente sencilla, inmensa mayoría, cabe la tentación individualista de buscarse la vida laboral hoy y con arreglo a ello vivir o morir la vejez mañana. Es una tentación en boga para tantísima gente joven carente de referencias  de valor y de modelos alternativos viables. Pero hay que asumir que consumar esa tentación supone para el futuro a medio plazo acarrear con sociedades invivibles por violentas y desvertebradas, sujetas a una única norma que cabría definir de darwinismo social: salvese quien pueda, sea joven o viejo…

*Exsecretario general de la USO.


(Abril 2013)