jueves, 25 de julio de 2019

MANUELA, ERREJÓN, VALLS ... ENCARRILEN ESTO.

España está sembrada de "analistas". Son gentes brillantes, lúcidas, que profetizan el pasado como nadie o que, asomándose a la ventana, levantan acta de que llueve o hace sol. Y cobran jugosamente por ello en tertulias, digitales y medios diversos.

Y luego habemos gilipollas, yo el primero, que con los datos de la realidad -clamorosos algunos- y una mínimo método deductivo, anticipamos lo que va a pasar. Y lo hacemos, con perdón, gratis y por amor.

Digo esto porque, ante el espectáculo, ya reiterado, del día de hoy, que ojalá los progresistas de España no tengamos que recordar a perpetuidad como "el Día de Santiago, patrón de la impotencia" , no voy a perder ni a hacerles perder ni un minuto para decirles, a modo de "análisis" lo que es evidente o profetizarles lo que ya pasó. Me limito, por lo tanto, a recordarles los títulos y las fechas de artículos ya publicados en Facebook y, tal vez alguno de ellos, en EL COMERCIO o algún digital:

"Con Iglesias hemos topado" , 14 de Julio 2019, el título lo dice todo.

"Vamos, La Rioja, que tú Podemos ...", 17 de Julio, el delirio de una sola diputada como modelo.

"Mejor a la portuguesa", 20 de Julio, propugnando sin tapujos un gobierno monocolor socialista basado en un pacto programático de toda la izquierda; y eso cuando la práctica totalidad de "analistas" daban por seguro uno de coalición o similar.

"Vamos, Pedro ...", 22 de Julio, valorando como buena por realista y realizable la oferta programática de Pedro Sánchez en su discurso de investidura, y emplazando a todos, las izquierdas muy en especial, a la responsabilidad de asumir los costes históricos de rechazar o abstenerse ante dicho programa de centro-izquierda.

Ya sé que queda una última oportunidad en Septiembre, pero a mí no me interesan los ejercicios especulativos o quinielísticos. Precisamente porque sé radicalmente -es decir, por conocimiento de las raices- que, hoy por hoy, y con los actores en escena que hay, la cohesión de la izquierda es un problema sin solución. Pero mi razonable dosis de pragmatismo, compatible a la fuerza con mi sobredosis de radicalismo analítico, me impone que un mal arreglo posible es infinitamente mejor que una buena solución imposible. Por lo tanto, espero y deseo que en Septiembre haya un arreglo -o arreglete- en el territorio de las izquierdas. La gente buena y sencilla que sufre injustamente lo necesita y lo merece. Aparte el hecho que, si a este sunami que agita a las izquierdas se le arrima la que se avecina en Catalunya,  la situación puede ser muy parecida a la creada por aquellos insensatos que discutían acaloradamente mientras fumaban y tiraban las colillas sin apagar ... a las puertas del polvorín.

Por ello, al márgen de que en Septiembre haya arreglo o elecciones en Noviembre, yo le insisto a mi querido tándem Carmena/Errejón a ponerse las pilas a nivel nacional de España y a lanzar un proyecto socio-político que contribuya decisivamente a enderezar de modo constructivo el espacio a la izquierda del PSOE. Y a mi tocayo e ignoto Manuel Valls a hacer lo propio a la derecha del PSOE ... Las razones y la necesidad  para ello son tan clamorosas que no pierdo ni un segundo en referirme a ellas. Ya lo harán los conspicuos "analistas" una vez se hayan producido.

Yo también me apunté en su día a la cosa esta de la euforia por el final del bipartidismo (bastante imperfecto, por cierto, pues siempre hubo en el Parlamento 8, 10 o más fuerzas políticas electas). Pero, claro, si la euforia multipartidista es a costa de la quiebra de la estabilidad, la credibilidad y la viabilidad misma de la Democracia, pues resultan vitales intervenciones estratégicas para enderezar y positivar el quehacer cotidiano del nuevo cuadro político, que es más plural, y eso es bueno, pero es más caótico e ingobernable en los extremos, y eso da sustos y disgustos que en modo alguno merecemos los españolitos de a pié.

Como aquel que dice, estoy con pata y media en el avión que ha de llevarme a Argentina y a Paraguay, que allí también hay cosas que arreglar. En mi ausencia, queridos líderes y lideresas, queridos conciudadanos, compórtense.

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