miércoles, 17 de julio de 2019

EL  HOMBRE  DE  ALCATRAZ

Siempre me pasaron cosas increibles. Creo que nunca me dediqué a la novela o a la ficción porque para qué teniendo la realidad tan a mano. Verán:

Desde hace algún tiempo se me duerme la parte interior de las manos. No me impide manejarme pero es medio molesto y, como persiste el sueño, pues decidí ir al médico. Echó un vistazo y me mandó hacer una prueba de nombre muy largo y que se resumía en las siglas EGM. Algo neurológico, vamos.

Después de diversas vicisitudes, cosas de las clínicas y la mutua, ayer por fin me hacen la prueba. Omito dónde y la filiación de quién. Un señor alto, compacto, metido en años, de pocas palabras, muy catalán a raiz del apellido, aunque lo poco que nos comunicamos lo hacemos en castellano. Tras examinar los papeles, me indica pasar a un cuartito anexo a su despacho.

Me hace sentarme en una camilla, con los pies colgando, que hay junto a una máquina grande parecida a un ordenador de los de antes pero mucho más enorme y sofisticada. Ël se sienta frente a la máquina. Me pone unas tiras  en las manos de esas que se sujetan con belcros. Me solicita que me relaje, que no pasa nada, y así. Y arranca.

Con una especie de cabezales conectados con cables a la máquina, empieza a mandarme descargas eléctricas a la palma de la mano y a los dedos, mientras él va mirando lo que sea en la pantalla ...

Logicamente, muy relajado no estoy, pues las descargas están ahí y estremecen la zona donde caen.

--- "Relájese, relájese -insiste él en tono imperativo- ..."

Por supuesto que no me relajo pues esa sensación molesta y jode aunque sea soportable.

Él insiste en mi relax pero sin cejar de presionar con el cabezal que emite la descarga.

Ante su insistencia, le tengo que decir enérgico que "doctor, no hay relajo posible porque me está metiendo descargas eléctricas ..."   Su explicación me acabó de planchar:

--- "No se preocupe, son descargas muy suaves y, además, yo soy un experto, me formé en Alcatraz, en el funcionamiento de la silla eléctrica ... Por cierto, no recuerdo ahora si la pena de muerte está en vigor todavía en California, -a esas alturas estaba yo más que sobrecogido-. Allí se formaban también los expertos para interrogatorios especiales ...", concluyó.

Sin abrir la boca, no pude dejar de pensar fugazmente en Burt Lancaster y en Clint Eastwood, dos monstruos del cine vinculados a Alcatraz, y en otra imagen tragi-cómica: el señor interrogador solicitando amablemente al  señor detenido al que está aplicando la picana , "relájese, relájese" ...

Recogí el resultado de la prueba para llevárselo al traumatólogo, y puse tierra por medio con premura sin decirle al señor de las descargas a lo que yo me dediqué en la vida ... por si acaso.

Hay que ver.


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